La masonería surge en el siglo XVIII en 1717 cuando se funda la Logia de Londres que es considerada como la logia madre de todas las logias del mundo.
Han sido prohibidas y perseguidas por las iglesias y los estados comunistas y fascistas por constituirse en sociedades secretas y por ser una sociedad “aconfesional” que la hace sospechosa de herejía; desde Hitler, Stalin, Franco y Mussolini, hasta los absolutistas, tradicionalistas e integristas de la Iglesia, excepto en Cuba donde funciona la Gran Logia de Cuba con más de 350 logias y más de 22.000 miembros.
En 1793 se establece la masonería en Colombia, Antonio Nariño fue uno de sus miembros fundadores que tenía como objetivo político difundir las ideas de libertad y justicia a través de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, sus reuniones clandestinas eran encubiertas a través de la tertulia literaria.
En Cartagena se funda en 1809 la primera logia que luego desaparece. En 1820 en Bogotá, Francisco de Paula Santander funda la logia masónica que se camufla con la coartada de dar clases de idiomas, Bolívar y Santander eran “hermanos masones” pero luego en la lucha por el poder se distancian por la “conspiración septembrina” y Bolívar expide un decreto prohibiendo las “asociaciones o confraternidades secretas” y cualquier violación a la norma era castigada con multa o prisión. En 1833 surgen nuevamente en Cartagena y en Bogotá en 1864.
La masonería tuvo vínculos con el liberalismo ideológico de la burguesía, el krausismo y la fusión de tres corrientes; una corriente racionalista, una corriente esotérica y una corriente practicista.

Una hermandad que es como una familia que se elige y que se yuxtapone a la consanguínea, aunque se afirma que ya no es una sociedad secreta sino una sociedad discreta con cierto factor de reserva, su secreto básico es el simbolismo, un carácter cerrado en las reuniones rituales, prohibición de divulgar los ritos y ceremonias y un secreto de pertenecía a la logia.
PRINCIPIO GENERAL DE LA MASONERÍA
Los principios filosóficos de la masonería están regidos como una alianza universal basada en la solidaridad humana, su fin es el perfeccionamiento del hombre bajo un principio regulador del mundo que llaman el Gran Arquitecto del Universo cuyo lema es el de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
La fraternidad como un modo recto del amor, la libertad como el respeto al Ego como fuente o valor originario y la igualdad como la admisión del Tú o de cualquier Otro, como un nuevo Yo mismo.
Se define a la masonería como una “institución atípica” de carácter humanista que se encuentra atravesada por lo político, lo cívico, lo religioso, lo intelectual y lo humanitario, y que posee una orientación ética que trata de formar hombres responsables y libres, su ética es la de la libertad, la razón, la tolerancia y la moderación y, la idea del bien como su motivación esencial.
SIMBOLOGÍA
La masonería tiene su origen en los sectores de la construcción que conformaban asociaciones de arquitectos y obreros, por eso muchos de sus símbolos se originan de elementos pertenecientes a la arquitectura. El triángulo, el compás y la escuadra son sus símbolos y la palabra masón quiere decir Arquitecto y tuvo su origen en Egipto.
LA MANCHA DEL APRENDIZ
LAS DOS COLUMNAS
LA ESCUADRA
Por ser el más recto, ecuánime, tolerante, justo y desapasionado; para el Primer Nivel que quiere decir igualdad.
PLOMADA
Significativo de rectitud y superación. El conjunto del nivel y la plomada forman la escuadra.
EL ARA
LAS TRES LUCES
Colocadas sobre el ara representan al Sol, la Luna, el sol guía a los obreros durante el día, la luna durante la noche y el Maestro, los dirige, guía y orienta con sabiduría y erudición todo el tiempo.
LA BATERÍA
El MOSAICO O PAVIMENTO DE CUADROS BLANCOS Y NEGROS
El TOQUE
El toque del aprendiz, además de ser una señal de reconocimiento es indicativo de la presteza para auxiliar al desvalido, al que sufre, al necesitado además que es implícitamente una señal de lealtad.
El MARTILLO Y EL CINCEL
ORGANIZACIÓN JERÁRQUICA
APRENDIZ
El grado de aprendiz es el primero en la escala de la masonería azul y simbólicamente corresponde a la infancia o primera juventud del hombre, así como el grado de compañero se asocia con la madurez y el de maestro con la senectud. Como es del caso nos ocuparemos aquí del primer grado:
Dentro de este periodo de asimilación permanente de conocimiento, a la par que en la primera edad se utiliza la pedagogía y los recursos mnemotécnicos tradicionalmente conocidos, el aprendiz masón emplea símbolos que derivados de una vieja tradición académica dentro de la orden, le permiten conducirse hacia su propia formación espiritual, hacia su permanente evolución en el universo de las almas. Estos símbolos surgidos fundamentalmente de la analogía con las herramientas usadas por los primitivos artesanos, obreros de la piedra bruta y constructores de templos y catedrales, como en el caso de las usadas por el mítico arquitecto Hiram del templo de Salomón, se han convertido en el pilar fundamental de la enseñanza en la francmasonería del primer grado.
COMPAÑERO MASÓN
Se habla alguna vez de iniciación en el segundo y tercer grado, así como en los siguientes; este término es impropio, dado que no puede uno ser iniciado en la Masonería más que una vez, cuando ingresa en ella en el grado de Aprendiz. Después de lo cual hay un camino de progreso en diferentes etapas, cada una de las cuales precisamente corresponde a un grado masónico, o sea una más perfecta comprensión y realización del significado de la iniciación masónica.
Por esta razón, en muchos de los Misterios Antiguos, así como corporaciones constructoras, había una sola y única ceremonia con la cual se admitía a los candidatos a las enseñanzas esotéricas, o bien en el gremio de los que practicaban el Arte.
En la misma Masonería no habría habido, según algunos, hasta por algún tiempo después de la fundación de la Gran Logia de Londres, más que dos grados, después de lo cual, con el desarrollo ritualístico, se vio la conveniencia de la división ternaria, que ha quedado después como una de las principales características de nuestra Orden. Aunque en la práctica, el descuido en que se halla el hermoso grado del que tratamos en este Manual, demuestra cómo los tres grados no son aún efectivos. Cualquiera que sea la realidad a este propósito, y a pesar de que algunas veces haya podido perderse de vista la necesaria graduación de todo esfuerzo en etapas sucesivas, sólo con las cuales puede conseguirse un verdadero resultado en cualquier camino, dicha graduación se ha impuesto en todos los tiempos y en toda forma de actividad, en todo campo práctico o especulativo.
En cualquier arte o enseñanza, en cualquiera jerarquía social, iniciática o religiosa, necesariamente ha habido y habrá constantemente, bajo diferentes nombres y aun sin nombres especiales, Aprendices, Compañeros y Maestros; correspondiendo el primer grado o etapa al ingreso o período de noviciado, el segundo a la práctica que hace el artista (y por ende un verdadero compañero en el gremio o jerarquía en que se encuentra), y el tercero al dominio completo o magisterio del Arte, que da la capacidad de enseñar, dirigir y guiar a los demás.
Así, pues, la división en tres grados fundamentales es tan necesaria y natural que siempre se llega a ella, prácticamente de una manera o de otra. No menos necesaria aparece (aunque no corresponde al presente “Manual” examinarlo detenidamente) la adición de grados suplementarios, que constituyan una mejor realización del programa de los primeros, y a pesar de que se rechacen o no se quiera reconocerlos, siempre aparecerán en una forma o en otra. La Masonería siempre los ha tenido, aunque no siempre hayan sido distinguidos exteriormente.
La necesidad de una Ceremonia de recepción en cada grado se hace evidente con el progreso de la organización: la perfección de estas ceremonias es casi siempre un resultado natural del esfuerzo y de la práctica constante, de un trabajo colectivo en el cual toda innovación debe ser examinada y probada por muchos, antes de que pueda aceptarse o rechazarse en definitiva, un trabajo, en fin, que tiende más bien que a crear ex nihilo y a priori, a realizar un Plan preexistente, que no puede ser otro que el mismo Plan del Gran Arquitecto, cualquiera sea la concepción o interpretación individual de este término simbólico.
La ceremonia de recepción en este segundo grado, completamente extraño, con toda probabilidad, a las corporaciones medievales de las cuales tomó directamente su origen la Masonería Moderna, ha sido el resultado de un trabajo de elaboración colectiva que se hizo en la primera mitad del siglo XVIII. Un resultado muy feliz por cierto, que muestra una perfecta competencia de sus autores incógnitos, como se puede juzgar por lo que iremos exponiendo en las páginas siguientes, así como por su inmediata aceptación y difusión universal.
MAESTRO MASON
Pocas ceremonias pueden ofrecer, con igual sencillez, un aspecto tan trágico y un significado tan sublime como ésta con la que se recibe al Compañero en la Cámara de los Maestros.
Su primera acogida es, pues, todo lo contrario de lo que éste hubiera esperado en un principio, como premio de sus esfuerzos: se lo introduce brutalmente en esta: Cámara, bajo la acusación de un crimen misterioso que acaba de ser cometido, del que no puede comprender ni la naturaleza ni la razón. Se lo somete a un interrogatorio severo, que sólo le revela las sospechas que pesan sobre él, sospechas que no disipan enteramente la blancura de sus manos y de su mandil. Se lo hace pasar, como prueba decisiva, sobre el mismo cadáver, para tener la seguridad de que sus pies no vacilen en el acto.
Y, finalmente, deviene el mismo protagonista de la tragedia, sucumbiendo a su vez bajo los golpes de los asesinos simbólicos, tomando el mismo lugar del cadáver con el cual tiene que identificarse, como los antiguos iniciados en los Misterios de Osiris, recibiendo la participación del dolor de todos los presentes.
Esta muerte o caída simbólica en poder de las fuerzas que personifican la causa del mal, es el preliminar necesario para la sucesiva analogía o resurrección que espera al iniciado en su exaltación, su perfecto “renacimiento” en la conciencia de lo Real que es Vida Eterna, Inmortal y Permanente.
MASONERÍA EN COLOMBIA
Los masones llevan siglos de influencia en la política del país. Trabajan silenciosamente pero de una manera efectiva. Su momento de gloria fue en tiempos de la independencia con Simón Bolívar a la cabeza. Formaron parte de la logia secreta líderes de las vertientes políticas: Francisco de Paula Santander, Antonio Nariño, Rafael Urdaneta, Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López, José María Obando, José María Melo, Manuel Murillo Toro. Ya en el siglo XX la masonería tuvo un mayor tinte liberal con políticos como Eduardo Santos, Darío Echandía, Alberto Lleras Camargo y Germán Zea Hernández
LA LOGIA EN SANTANDER
La masonería en Santander tiene sus orígenes en el Socorro en 1865 durante el establecimiento del Estado Soberano de Santander y en Bucaramanga en 1913; en los años veinte constituida en su mayoría por comerciantes y en los años treinta en Rionegro por funcionarios municipales y en esa misma década en Bucaramanga y Socorro por comerciantes, profesionales, empleados y funcionarios públicos.
Durante el periodo radical del Estado Soberano de Santander se destacan Manuel Murillo Toro, Dámaso Zapata y Aquileo Parra Gómez como miembros de la masonería que contribuyeron al proyecto liberal del radicalismo y cuya filosofía política postulaba “un mínimo de gobierno con un máximo de libertades”.
Los Clausen y los Garnica son apellidos conocidos en Santander que pertenecieron a la logia masónica como el poeta y periodista santandereano Tomás Vargas Osorio, el escritor y político Gustavo Cote Uribe, el médico y político Carlos Toledo Plata y el historiador Horacio Rodríguez Plata.
En el ámbito social y cultural de Bucaramanga son conocidos igualmente la Radio Bucaramanga, la Corporación Instituto Caldas, la Universidad Autónoma, el periódico Vanguardia Liberal, El Compás y el Centro de Rehabilitación Infantil San Juan Bautista como instituciones creadas por miembros de la masonería.
El colegio Santander fue objeto de atención por parte de la masonería santandereana como proyecto educativo que siempre fue de su interés desde finales de los años treinta y muchos de sus rectores y profesores fueron miembros de la logia.
En la actualidad en nuestro medio la masonería esta constituida en una confraternidad que hace posible acceder a la burocracia estatal y privada de la clase política dominante. La relación entre política y masonería por tradición histórica en Colombia ha tenido sus nexos en tanto muchos miembros de la clase política han sido sus afiliados.
La actividad política ha estado siempre reservada a los grupos de élites y como las logias en Bucaramanga agrupan a sectores de la élite la relación entre ambas es estrecha.
En sus orígenes la burguesía ascendente consideró a la masonería como un medio para obtener el éxito social y se cree que hoy en el mundo hay más de seis millones de miembros, en los países de habla inglesa la masonería en su rasgo caritativo y protector se ha caracterizado por la fundación de hogares para la atención de ancianos y viudas, y orfanatos y escuelas para los hijos de sus miembros, la fraternidad actúa motivada por principios altruistas para con la humanidad, su país y su familia.